viernes, 5 de enero de 2007

Instrucciones para abrir regalos

...El fragmento de un regalo...
Nótese que, habitualmente, ante cierto tipo de fechas llamadas comúnmente “ocasiones especiales”, los seres humanos (este hecho aún no se ha demostrado en animales, aunque se encuentra en fase de investigación) desarrollamos la capacidad de entregar a nuestros congéneres, objetos de diversa índole y utilidad, conocidos vulgarmente como “regalos”. Y aunque a veces su utilidad se encuentre totalmente cuestionada, su único fin es el de provocar en el receptor del mismo, una reacción contenida de un sentimiento positivo de felicidad, sorpresa, jocosidad etc.

En otros casos, el sentimiento se torna negativo al recibir algo que no esperábamos o deseábamos, sobre todo cuando se ha recurrido a un previo pedido ya sea, por escrito o de forma oral. Esto suele ocurrir, en fechas como 24 de diciembre, 6 de enero o la conmemoración del nacimiento del obsequiado.
Entonces, el sentimiento generado puede ser de frustración, tristeza, decepción, indiferencia e incluso resignada aceptación; como por ejemplo, cuando con ilusión escribes a aquellos tres magos y sabios personajes, pidiendo ese objeto que tanto has ansiado, para lo cual pasas haciendo toda clase de méritos durante el año, con el propósito de que llegada la hora, no haya excusa alguna que te impida recibirlo. Pero, una vez que aquel día se presenta, lo único que recibes a cambio es algún tipo de elemento textil-que probablemente dudarás en usar- o cualquier otra cosa nada similar a lo que habías solicitado. Es ahí, cuando empiezas a cuestionar muy seriamente la sabiduría y capacidad para las artes mágicas de dichos seres.
En fin, una vez superada aquella primera impresión y cuando el regalo descansa ya en las terminaciones de las extremidades superiores del obsequiado, sujeto a buen recaudo por las cinco prolongaciones sobresalientes de cada una de ellas, se procede a descubrir lo que guarda en su interior.
Para este procedimiento, existen diversas variantes y formas de hacerlo, dependiendo de la personalidad del obsequiado y del tipo de envoltorio que lleve el regalo.

En cuanto a la personalidad, los especimenes más comunes son de dos clases. Los del tipo “PACIENTE”, quienes con el regalo recibido en un envoltorio tradicional, organizadamente, intentan primero deshacer lo que mantiene unido el embalaje, retirando uno a uno los pequeños fragmentos de celo (que es básicamente lo utilizado para este fin), sin causar mayores estragos en el papel de regalo que cubre el objeto, para finalmente proceder a retirar éste último y descubrir lo que alberga en su interior.

Este tipo a su vez se subdivide en otros tres: el “ecologista”, quien se encargará de guardar el papel para una posible reutilización del mismo en posteriores obsequios, cuando permutando su posición, se convierta él en obsequiante.
A estos se los suele confundir con los del segundo tipo: el “rácano” quien además de realizar lo anteriormente descrito, reutiliza también los trozos de celo ya citados.
Hay una tercera variante: el “ordenado”, que simplemente realiza el mismo proceso, por gusto, placer o manía, pero posteriormente ignora por completo el destino del envoltorio.

Contrario al tipo “Paciente”, encontramos el tipo “DESESPERADO” quienes, ante la impaciente avidez por conocer el contenido del regalo y, haciendo alarde de una impresionante habilidad y arrebatada rapidez de movimiento manual, se desliza a través de una vorágine de éxtasis demoledor, removiendo sin piedad y en cuestión de segundos el envoltorio.

De este tipo, existen a su vez, dos subdivisiones: los “egoístas” que sin pararse a considerar la ingente cantidad de tiempo invertida por el obsequiante en el elaborado proceso de empaquetado, transforman el papel en una especie de bola, para posteriormente convertirla en una improvisada pelota de baloncesto y efectuar con ellas tiros de dos o tres puntos, a la papelera más cercana, o en su defecto a una canasta imaginaria.

El segundo tipo es el “investigador-ansioso”, quien sencillamente por su naturaleza curiosa y su inquietud por vislumbrar rápidamente lo recibido y hacerse precipitadamente con él, está catalogado dentro de este grupo. Generalmente se desentiende por completo del uso dado posteriormente al embalaje.

Conocido es de sobra que a esta clasificación, se pueden ir añadiendo más especies y variantes, que dependerán exclusivamente del estado de ánimo del obsequiado, el tipo de envoltorio utilizado y la forma del regalo.

En cuanto a los tipos de regalos, el más frecuente es el llamado “uni-regalo”, cuyo simple mecanismo consta de una sola pieza dentro de un envoltorio.

Hay también del tipo “multi-regalo”, un poco más complejo que el anterior, conformado por varias piezas dentro de un solo paquete, que generalmente vienen asignadas con un número o letra que permite seguir el orden de apertura. Estos suelen ser los que más ilusión causan, puesto que al poseer diversos componentes, el factor sorpresa se ve incrementado.

Lo más importante a tener en cuenta a la hora de abrir los regalos, sobre todo los pertenecientes a la última variante, es seguir la secuencia indicada, ya que en caso de no hacerlo, la sorpresa quedaría arruinada por completo, recayendo la entera responsabilidad en el obsequiado.

3 comentarios:

Nacho Sánchez dijo...

Sea cual sea la manera y manutención previa a la destrucción de la escama y posterior visualización del regalo, arrojo la cuestión ¿ Es mejor no hacer regalos ? Si hacemos el regalo esperado por el objetivo/persona no es técnicamente una sorpresa, que es uno de los fines de "ésto", y si regalamos una alternativa nos enfrentamos a lo que usted ha expuesto. Toda una incógnita, debería estar estudiando...
Me ha gustado mucho.

La_Musa_Caliope dijo...

Gracias, solo una cuestión + una acotación:
1- Tú, te identificas con alguno?
2- Aún no tengo edad para que me trates de usted jeje...

Me alegro que te haya gustado

Nacho Sánchez dijo...

Yo NO hago regalos. Te felicitaría las " Navidades " diciéndote: ¡ Feliz Solsticio de Invierno.
Segunda acotación: a los profesionales se los trata de usted, la edad sólo acentúa la experiencia. Yo soy 27 de Agosto, otro Virgen fabricado en Solsticio...
3ª acot. : Debería estar estudiando...